Buenas tardes, señor Presidente, miembros del Consejo de Administración, señoras y señores accionistas, mi nombre es Jordi Calvo Rufanges, participo en esta asamblea en representación de la campaña Caixabank sin armas, que es promovida por el Centre d’Estudis per la Pau JM Delàs de Justícia i Pau, l’observatori del Deute en la Globalització y Setem.
Hablo en representación de 45.648 acciones cedidas por decenas de accionistas que dan apoyo a nuestra campaña, con el objetivo de denunciar ante la opinión pública y todas y todos los clientes y accionistas de Caixabank, las inversiones que su entidad tiene en la industria armamentística.
Queremos denunciar que Caixabank se ha convertido en uno de los primeros financiadores de la industria armamentística en el Estado español, la cual cosa muestra una grave incoherencia con la Obra Social de La Caixa, con la denominada “ànima de la Caixa” y con su normativa interna hecha pública en su informe anual de responsabilidad social corporativa del 2010 donde se afirma que La Caixa “de acuerdo con su Código de Valores Éticos y de Principios de Actuación, no participará en operaciones de financiación o exportación de material bélico de uso militar (…) excluyendo cualquier tipo de relación comercial con empresas relacionadas con la producción o comercialización de minas antipersona y/o bombas de fragmentación”.
Señor Presidente, ¿saben sus accionistas que Caixabank tiene participaciones accionariales de 14 empresas militares? ¿Saben que la entidad ha concedido créditos a empresas de armamento? ¿Saben que Caixabank ofrece a sus clientes fondos de inversión con empresas de armas? Pues ya es momento de que lo sepan, y que además se tratan de operaciones de financiación directa o indirecta de material que sin ninguna duda puede ser considerado bélico de uso militar. Las armas, una vez son transferidas, pasan de unas manos a otras y finalmente es la población civil la que padece sus efectos. Las armas que fabrican y venden las empresas militares a quien Caixabank da apoyo no son una excepción.
Porque Caixabank tiene acciones de empresas que fabrican sistemas de combate y armamento, de equipos electrónicos y de comunicación militar, de ingeniería aeronáutica militar, de componentes de aviones de guerra como el Eurofighter o el avión de transporte de tropas militares A-400.
Porque Caixabank ofrece a sus clientes fondos de inversión de empresas de armas, como es el caso de su fondo de inversión Invercaixa Gestión S.G.I.I.C, S.A. o BankPyme S.G.I.I.C, S.A. que invierten en Indra.
Porque Caixabank ha dado créditos a través de La Caixa, y de Banca Cívica, juntamente con otras entidades financieras españolas, a algunas de las empresas de armas más importantes de España. Destaca un crédito a Indra de 36 millones de euros, quien participa en la producción de sistemas de tiro y de vuelo de aviones y helicópteros de combate. Y el crédito a Maxam, una empresa que fabrica todo tipo de explosivos y que a través de su filial, Expal, produce balas y cartuchos, granadas, munición de mortero, de artillería, armamento aéreo como bombas de aviación convencionales, y de penetración, así como municiones navales. También fabrica, esta empresa que ha recibido apoyo financiero de Caixabank, granadas acuáticas, sistemas anticarro, minas lapa, y sistemas de armamento en dotación a un gran número de fuerzas armadas de todo el mundo. Esta empresa era la que fabricaba minas antipersonas y bombas de racimo hasta que les fue prohibido por ley. Pero eso no es todo, Caixabank otorgó un crédito a Instalaza el año 2007, cuando dicha empresa aún podía producir bombas de racimo, las cuales fueron prohibidas por el Estado en junio de 2008. Las bombas ahora prohibidas de Instalaza fueron lanzadas por el ejército de Gaddafi sobre la población civil de Misrata durante la guerra civil libia de 2011.
Le pedimos, señor presidente, que aclare en qué situación se encuentran los créditos a día de hoy con estas dos empresas porque aunque en España no pueden producir bombas de racimo, sí que pueden estar haciéndolo en otras partes del mundo, mediante transferencias de tecnología u otros acuerdos empresariales.
Señor Fainé, parece que su normativa o bien no es aplicada con diligencia o es totalmente insuficiente. Díganos cuántos recursos destina Caixabank en la actualidad a financiar del modo que sea a empresas de armamento. ¿Tiene Caixabank una doble moral en lo que respecta a la aplicación de sus principios? ¿O es que el “ánima de La Caixa” acepta hacer negocios con armas?
Señoras y señores accionistas, miembros del Consejo de Administración, señor Isidre Fainé, son muchos los clientes de su entidad que rechazan la violencia armada y que ven con malos ojos que Caixabank invierta en cualquier tipo de armamento. Desde la Campaña Caixabank sin armas les pedimos que cancelen todas las inversiones en armas, porque si no lo hacen, ustedes, Caixabank, serán corresponsables de una parte de la violencia armada que cada año mata, mutila y destroza la vida de centenares de miles de personas.
Gracias por su atención.