Primera intervenció en la Junta d’accionistes de Banco Santander 2017
Pot veure el vídeo aquí
Buenos días Sra.Presidenta, miembros del Consejo de Administración, señoras y señores accionistas. Me llamo Anna Montull Garcia, y les hablo como miembro del Centro Delàs de Estudios por la Paz en nombre de la campaña Banca Armada (integrada por el Centro Delàs de Estudios por la Paz, SETEM Catalunya, Justícia i Pau, ODG, Col·lectiu Rets, AA-MOC y FETS).
Les hablamos en representación de 203.693 acciones cedidas a la campaña para informar, divulgar y denunciar su financiación a empresas de la industria militar.
Sra.Botín, hace años que les visitamos para hablarles de sus inversiones en el negocio de las armas, y volvemos a estar aquí de nuevo porque, lamentablemente, su banco sigue siendo la segunda entidad financiera española que más favorece a la industria militar, habiendo invertido más de 1.500 millones en dicho sector durante el período 2011-2016, ya sea en forma de participación accionarial, de créditos o emisión de bonos y pagarés.
La semana pasada empezaron las negociaciones en la ONU para impulsar un tratado internacional de prohibición de las armas nucleares, pero algunas entidades del sector financiero, como la suya, persisten en colaborar con las empresas que fabrican este controvertido armamento.
Sí, ustedes han afirmado en más de una junta que el Banco Santander no financiaba empresas productoras de armas nucleares. No obstante, su entidad aparece y -subrayamos- de forma destacada en el informe “Los bancos que invierten en armas” de 2016, documento que presenta las relaciones financieras más significativas entre bancos españoles y empresas productoras de armas.
¿Y a qué empresas productoras de armamento nuclear financian ustedes?
Airbus Group, consorcio europeo que fabrica y realiza el mantenimiento de los submarinos-lanzadera M51 para el lanzamiento de misiles nucleares, que abastecen a los ejércitos inglés y americano, y que el Banco Santander financió en forma de préstamos y emisión de bonos y pagarés por el valor de 297 millones de dólares.
La empresa Boeing es otra deudora de su entidad, recibiendo un préstamo por valor de 142 millones de dólares. ¿Y qué hace? Desarrolla el misil intercontinental nuclear estadounidense Minuteman. Estos misiles son los que equipan los submarinos nucleares estadounidenses, y se caracterizan por estar en máxima alerta permanente para poder lanzar un misil en cualquier momento.
¿De verdad es necesario que existan regulaciones internacionales que les prohiban explícitamente financiar las empresas de armas nucleares para que dejen de hacerlo?
Y la lista sigue. Honeywell International se especializa en submarinos-lanzadera M51 así como en los circuitos de los misiles Trident. Pues bien, dicha empresa también recibió financiación del Banco Santander con dos préstamos por el valor de 98.279.131,27 €
A la italiana Finmeccanica, que centra parte de su producción en el diseño y desarrollo de vehículos de transporte para los misiles Minuteman III, se la ha financiado con 368 millones de euros.
Fluor, Safran y Thales son otras de las empresas que fabrican y exportan armas nucleares que también han recibido préstamos del Banco Santander.
Y la financiación a todas estas empresas no ha sido sólo en forma de créditos, sino también mediante la emisión de bonos por un valor total de 344 millones de euros.
Ante tal evidencia, Sra.Presidenta, puede seguir afirmando que su entidad se rige por una Responsabilidad Social Corporativa que garantiza inversiones socialmente responsables y de sostenibilidad ambiental, como nos asegura año tras año?
Si es así, ¿en qué lugar quedan las empresas productoras de armas nucleares a las que están financiando?
¿Sra. Presidenta y miembros del consejo, ¿Cuántas guerras, cuántas bombas, cuántas víctimas son necesarias para que reaccionen y dejen de financiar a empresas que producen las únicas armas de destrucción masiva que aún no han sido prohibidas?
Gracias por su atención,
Segona intervenció en la Junta d’Accionistes de Banco Santander 2017
Buenos días Sra. Presidenta, miembros del Consejo de Administración y señoras y señores accionistas.
Mi nombre es Maria Vazquez y hablo como miembro del Centro Delàs de Estudios por la Paz y en nombre de la Campaña Banca Armada, promovida por el Centro Delàs de Estudios por la Paz, Setem, Justícia i Pau, el Observatorio de la Deuda en la Globalización, el Colectivo RETS, AA-MOC y FETS.
Les hablo en representación de decenas de accionistas que han cedido 203.693 acciones a la campaña Banca Armada para darnos hoy voz en esta asamblea.
Estamos un año más aquí para denunciar las políticas de inversión que el Banco Santander hace en empresas de armamento. Empresas que, poniendo por delante sus intereses comerciales, obvian las consecuencias de las aplicaciones de sus productos militares en conflictos y guerras que causan muertes, heridos y desplazados en todo el mundo.
El Banco Santander ha concedido créditos a Maxam, empresa multinacional de explosivos, créditos que suponen 142,4 millones de euros.
Maxam fabrica explosivos militares a través de su filial Expal, su verdadera rama armamentista. Expal ha fabricado, hasta su prohibición, minas antipersona y bombas de racimo, que han provocado en el mundo millones de mutilaciones a civiles.
Pero Maxam, a través de su filial Expal, todavía produce todo tipo de explosivos militares. Produce morteros, municiones de todos los calibres, granadas subacuáticas, bombas lapa, etc. Actualmente, se está investigando que a través de su filial en Turquía, haya intentado hacer llegar explosivos militares a la zona de Siria controlada por el Estado Islámico.
Banco Santander también ha concedido créditos a Oesia, empresa que fabrica simuladores de artillería y sistemas de tiro para el avión de combate Typhoon, del cual el ejército de Arabia Saudí ha adquirido 76 unidades. Estos aviones de combate puede que estén siendo utilizados para bombardear a la población civil que está sufriendo el actual conflicto en Yemen.
Señora Botín, señores y señoras accionistas y miembros del Consejo de Administración, financiando estas empresas, ¿no creen ustedes que son corresponsables de las dramáticas consecuencias que muchos conflictos armados están causando en la población civil?
Banco Santander, a través de las inversiones y financiación a compañías como Maxam, Finmeccanica, Indra o Airbus, está contribuyendo a que estas empresas se beneficien por partida doble de los conflictos armados. Por una parte, siendo los principales exportadores europeos de armas; exportan armas que acaban en manos de quienes perpetúan estas guerras. Por otra, estas empresas se lucran a su vez de la militarización de las fronteras que se está llevando a cabo en Europa. Una militarización de las fronteras que tiene el objetivo de contener el flujo de personas refugiadas que huyen de los conflictos que estas mismas empresas están alimentando.
Entre las compañías que pueden haberse beneficiado de este perverso negocio se encuentra Indra, una de las principales empresas de tecnología militar española y de Europa que se dedica, entre otras cosas, a desarrollar sistemas de vigilancia y de tiro, necesarios para identificar objetivos militares, para apuntar y disparar sobre los objetivos seleccionados. Indra también es una de las principales adjudicatarias del concurso público destinado a construir y mantener las vallas de Ceuta y Melilla.
Banco Santander ha contribuido con Indra a través de la emisión de bonos y pagarés, fondos de inversión y acciones con más de 48 millones de euros entre 2011 y 2016.
Por todos estos motivos, les pedimos una vez más, señora presidenta, señores y señoras accionistas y miembros del Consejo de Administración, que dejen de invertir y financiar la producción de armamento. Hasta que no llegue ese día, no pueden afirmar que su entidad tiene políticas éticas y basadas en la responsabilidad social corporativa.
Gracias por su atención,