Buenas tardes Sr. Presidente, miembros del Consejo de Administración, señoras y señores accionistas.
Soy Gemma Amorós y hablo como miembro de la campaña Banca Armada, promovida por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, SETEM, Justicia i Pau, l’Observatori del Deute en la Globalització, FETS, Alternativa Antimilitarista MOC, Col·lectiu RETS y la Fundació Novessendes.
Les hablo en representación de 26 accionistas críticos con su política de inversiones, que un año más, nos han delegado un total de 386.852 acciones para alzar nuestra voz hoy en esta junta y denunciar así las inversiones en empresas de armamento que siguen realizando ustedes en nombre de esta institución financiera.
Sr. Carlos Torres, el BBVA que ahora usted preside, tiene, un año más, el nefasto honor de ocupar el primer puesto entre los bancos españoles en lo que refiere a financiación de la industria de la guerra. 4.450 millones de euros destinados a crear sufrimiento, prolongar conflictos y provocar muertes. Repito, 4.450 millones de euros.
Pero no queremos quedarnos solamente con las cifras, Sr. Torres, porque ustedes ya las saben muy bien. Permítanos que insistamos en recordarles su política de inversiones en materia de defensa, que dice textualmente que el BBVA:
“No mantendrá relación financiera alguna con empresas que venden armamento a países o grupos sujetos al embargo de armas de la Unión Europea, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y Naciones Unidas”.
Pues bien, siento informarles que la Unión Europea tiene documentados al menos siete casos de envíos de material bélico fabricado en España a zonas en conflicto, y uno de ellos tiene como escenario la República Centroafricana y como protagonista la empresa española MAXAM, que ustedes financian.
En el informe realizado en 2015 por Conflict Armament Research hay evidencias gráficas, fotos, que demuestran un hallazgo de municiones de pequeño calibre, inferiores a 20 mm, en septiembre de 2014, cuando el conflicto y el embargo en República Centroafricana seguían vigentes. Esos hallazgos se produjeron en dependencias de la base militar de M’Poko, a 7 kilómetros de la capital, Bangui, donde se encuentra el aeropuerto internacional, y proceden de dos fabricantes españoles: Nobel Sport España y Maxam Outdoors S.A. En el informe consta que Maxam suministró las municiones a un usuario que aparece como desconocido, pero no ha sido posible determinar la ruta desde este usuario hasta los civiles armados y las milicias anti-balaka, destinatarios finales de la munición.
Sr. Torres, usted sabe que no es el único caso en el que se encuentra municiones de Maxam en zonas en conflicto, tras lo sucedido con Maxam Anadolu. ¿es el BBVA consciente de que está financiando una holding empresarial que hace exportaciones a países en conflicto y con embargo de armas?¿Piensan seguir ofreciéndoles su apoyo financiero?¿Qué explicación puede ofrecernos para justificar una inversión de este tipo por parte del banco que preside?¿No le da vergüenza tener una política de inversiones en materia de defensa e incumplirla de forma tan flagrante?
A parte de Maxam, ustedes también financian, con el dinero de los inversores, otras empresas dedicadas a la fabricación de armamento. Y nos gustaría recodárselo. Sólo en el período 2014-2018 financió a Aecom, 468 millones, Boeing, 301 millones, Airbus Group 294 millones, Honeywell International, 263 millones, Jacobs enginyering 148 millones, Leonardo 104 millones, Navantia 80 millones… entre otras.
Sras. y Sres. accionistas, es su dinero el que se está invirtiendo en la fabricación de armamento.
Sr. Presidente y miembros del Consejo de Administración, cada vez hay más accionistas y clientes de su banco que se oponen a su política de inversiones, que no quieren tener en sus conciencias el peso de la guerra y de la muerte. Así que le instamos a usted y al Consejo de Administración aquí presentes, a que realicen un ejercicio de responsabilidad y finalicen su relación con las compañías que fabrican armas. De lo contrario, des de la campaña Banca Armada, y gracias al apoyo de cada vez más de sus accionistas, no nos cansaremos en venir y preguntarle hasta cuando, Sr. Torres, hasta cuándo seguirán siendo cómplices del negocio de la guerra.