Carta a Banco Santander

En
a fecha

A la atención del Servicio de Atención al Cliente,


Yo,
,con DNI
en condición de cliente/a de Banco Santander me dirijo a ustedes para manifestarles mi completo desacuerdo con sus inversiones y financiación a empresas vinculadas con el negocio de la guerra, el diseño y mantenimiento de armamento nuclear, la militarización y la securitización de nuestras fronteras y sociedades. Datos que ustedes conocen de sobras, pues son objeto de denuncia desde hace más de 10 años de la Campanya Banca Armada, promovida por el Centre Delàs d'Estudis per la Pau, SETEM, Justícia i Pau, l'Observatori del Deute en la Globalització, FETS, Alternativa Antimilitarista-Movimiento de Objeción de Conciencia, Col·lectiu RETS, la Fundació Novessendes y la Fundación Finanzas Éticas.

Y es que, aunque ustedes aseguren cuentan con políticas en materia de defensa, hay evidencias, contrastables en la base de datos de la banca armada del Centre Delàs d’Estudis per la Pau (http://database.centredelas.org/?lang=es), que demuestran dichas prácticas. De hecho, el Banco Santander, resulta tener el nefasto honor de ser el que más diversificada tiene su apuesta por el sector de la economía de guerra.

La Campaña Banca Armada ha podido confirmar que durante el período 2014-2019, el Banco Santander apostó por relacionarse con al menos 15 empresas relacionadas con este sector. La suma total de todos los créditos e inversiones de los que tenemos conocimiento -que sabemos que es una cifra muy por debajo de la real-, ascendió a una suma total de más de 3.000 millones de dólares. ¿Y qué empresas son estas? ¿A qué se dedican? Para empezar, empresas Marca España, como MAXAM holding y Navantia.

La naviera española Navantia es una de las seleccionadas desde el año 2015, cuando participaron en un crédito revolving sindicado junto con otras entidades de más de 347 millones de dólares. Santander aportó más de 38 millones de dólares de facilidades de crédito. Cabe recordar que Navantia es la constructora de las cinco corbetas Avante-2200 encargadas por el gobierno de Arabia Saudí en 2018 y que se entregarán en 2022. Es preciso destacar especialmente este caso, porque Arabia Saudí es un país no muy amigo de los derechos humanos y que, actualmente y desde 2015, está implicado en uno de los conflictos bélicos más sangrientos contra la población civil: el conflicto yemení que, aunque especialmente silenciado por los medios de comunicación y la comunidad internacional, ha propiciado la crisis humanitaria más relevante de las últimas décadas.

Pero el Santander es un banco global, y también ha hecho negocio con la prestación de servicios financieros y su participación accionarial en otras cinco empresas que también pueden haber vendido armas con destino a la guerra en Yemen: Airbus, Boeing, Leonardo, Thales y Rolls-Royce. En total, durante el período 2015-2019, el Banco Santander financió con 1.830 millones de dólares a estas 6 empresas, que han exportado armamento a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, contendientes militares de este conflicto armado. La francesa Thales es la que ha recibido más apoyo en este período por parte del Santander, más de 650 millones de dólares. Thales, además de participar en la fabricación de armamento nuclear, también ha tenido como cliente final a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, haciendo en la última década diversas exportaciones de radares y sensores. Los pedidos más recientes fueron radares COBRA de localización de armamento de alto calibre. Arabia Saudí pidió los suyos en 2014 y desde 2019 ya cuenta con ellos. Por su parte, Emiratos Árabes Unidos, realizó su pedido en 2019.

Santander también participó en dos líneas de crédito revolving sindicado de más de 1.500 millones de dólares en 2015 y de 3.500 millones de dólares en 2018 otorgadas a Rolls-Royce, dónde asumió un 5% del importe en cada una de ellas, 96 y 175 millones de dólares respectivamente.

También son destacables los datos que revela el informe Shorting our security: Financing the companies that make nuclear weapons, escrito y publicado por PAX, Profundo e ICAN, según los cuales ustedes han decidido invertir parte del patrimonio de sus accionistas y clientes en las siguientes empresas relacionadas con el armamento nuclear: Thales, 652,7 millones de dólares, Safran, 487,6 millones, Boeing, 417,7 millones, Airbus, 331,4 millones, Fluor, 145 millones, Honeywell International también, 145 millones y Serco, 14,3 millones. En total, 2.193,7 millones de dólares.

Boeing, por ejemplo, está construyendo nuevas armas nucleares para Estados Unidos mediante un contrato de 349,2 millones de dólares para lo que se denomina “Disuasión Estratégica Terrestre”, que reemplazarán a los misiles balísticos intercontinentales nucleares ICBM Minuteman III. Otra de estas empresas, Fluor, está involucrada en varias instalaciones empresariales de armas nucleares estadounidenses. A través de una empresa conjunta, Savannah River Nuclear Solutions (SRNS), tiene un contrato de 8 mil millones de dólares para construir componentes clave para el programa W88 Alt370, la ojiva nuclear desplegada en el misil Trident II.

Personalmente y como cliente/a de este banco, siento una gran incomodidad y un particular disgusto en relación a estas prácticas. ¿Creen ustedes que es moralmente ético seguir ayudando a estas empresas a financiarse, mediante la concesión de créditos revolving o participando como bookrunners en sus emisiones de bonos a empresas que firman este tipo de contratos? ¿Son conscientes que dos terceras partes de sus inversiones en armamento están destinadas a empresas relacionadas con armas nucleares?

Me gustaría aprovechar esta oportunidad para pedirles que dejen de invertir y financiar a este tipo de empresas y que se acojan a sus políticas de responsabilidad social, en las que aseguran que “el equipo ejecutivo y el consejo del Banco Santander tienen en consideración los aspectos sociales y ambientales en sus proyectos de inversión”. Pues esta afirmación es incompatible con la fabricación de armamento nuclear o de armas que se acaban destinando a países en conflicto armado.

Muy cordialmente,