La Campaña Banca Armada ha denunciado esta mañana, por quinto año consecutivo, la participación de Bankia en empresas relacionadas con la producción de armamento. Maria Fraile, activista de la Fundació Novessendes y en representación de la Campaña Banca Armada, ha intervenido a la Junta de Accionistas de Bankia para recordar que esta entidad financiera ha invertido y concedido créditos sistemáticamente durante los últimos años a empresas vinculadas con el negocio de la guerra y la militarización y securitització de las fronteras y nuestras sociedades.
Según datos de la campaña, durante el periodo 2014-2019, este banco ha apoyado y servicios financieros a la industria armamentista por valor de más de 85 millones de euros. Bankia apoyó a la emisión de casi 30 millones de euros de bonos de Indra Sistemas S.A., que dedica alrededor del 19% de su producción a desarrollar electrónica militar, simuladores de vuelo y sistemas de tiro y de defensa electrónica.
“Para nosotras, el caso de Indra es todavía más significativo porque ha conseguido postularse como un actor de referencia en esta industria armamentista y de seguridad, sobre todo fronteriza”, ha comentado Maria Fraile. Prueba de esto es su actual función, otorgada por el Gobierno español, como coordinadora nacional industrial en el programa europeo de Defensa FCAS (Future Combate Air System) para el desarrollo de un nuevo avión de combate, el más grande programa conjunto europeo de defensa hasta el momento.
Además, Indra es una de las grandes beneficiarias de la financiación en R + D para proyectos de seguridad fronteriza. Indra coordinó el proyecto PERSEUS para el desarrollo de Eurosur, el sistema de vigilancia fronteriza de la UE y está involucrada en la OCEAN2020, el primer proyecto financiado por el Fondo Europeo de Defensa que tiene el objetivo de integrar plataformas navales no tripuladas en la vigilancia marítima y en las misiones de interceptación. El material militar que fabrica Indra y los objetivos para los cuales se fabrica son más que cuestionables, puesto que sirven para fortalecer las políticas de control fronterizo que vulneren los derechos fundamentales de las personas refugiadas que huyan de territorios en conflicto como el del Yemen: “Nadie tendría que tener que migrar y nadie tendría que ser nunca considerado ‘ilegal’ ni verse sometido a esta realidad tan lamentable que la Unión Europea sostiene gracias a empresas como Indra en sus fronteras”.
Bankia también participó en dos créditos aportante 55 millones de euros para la empresa MAXAM en 2014, una de las empresas de explosivos civiles y militares más grandes del mundo, que fabrica y exporta municiones de mortero, de calibre mediano, de artillería y de armas ligeras; granadas subacuáticas; y bombas adhesivas, entre otros.
Ante estos datos, la Campaña Banca Armada ha pedido al presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri y a su consejo de administración que paren hoy mismo las inversiones en el negocio de la guerra:”tienen ustedes en sus manos estas decisiones. Sin la financiación de instituciones financieras, el 75% de las armas no se podrían fabricar”.
CAMPAÑA BANCA ARMADA
INTERVENCIÓN JUNTA DE ACCIONISTAS DE BANKIA – 23/03/2021
Buenos días señores y señoras accionistas, miembros del consejo de administración, señor presidente.
Mi nombre es Maria Fraile y les hablo como miembro de la Campaña Banca Armada, promovida por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, SETEM, Justícia i Pau, l’Observatori del Deute en la Globalització, FETS, Alternativa Antimilitarista-Moviment d’Objecció de Consciència, Col·lectiu RETS, la Fundació Novessendes y la Fundación Finanzas Éticas.
Por quinto año consecutivo, queremos alzar la voz para denunciar las actividades de inversión y financiación que vienen desarrollando con empresas fabricantes de armamento durante los últimos años. Según los datos que hemos podido obtener, y que ustedes saben de sobras, Bankia continúa invirtiendo y concediendo créditos a empresas vinculadas con el negocio de la guerra y la militarización y securitización de las fronteras y de nuestras sociedades.
Hemos podido confirmar que durante el período 2014-2019, su banco financió la industria armamentista con más de 85 millones de euros.
Concretamente, su banco otorgó 55 millones de euros en créditos a la empresa MAXAM en 2014, este hecho ya lo denunciamos en los años anteriores que hemos venido a esta junta, pero queremos recordarlo dado que MAXAM, es una de las empresas de explosivos militares más grandes del mundo. Fabrica y exporta todo tipo de explosivos civiles y militares: municiones de mortero, de calibre medio, de artillería y de armas ligeras; granadas subacuáticas; y bombas lapa, entre otros.
Por otro lado, Bankia también ha invertido casi 30 millones de euros a INDRA, empresa que dedica alrededor del 19% de su producción a desarrollar electrónica militar, simuladores de vuelo y sistemas de tiro y de defensa electrónica.
Para nosotras el caso de Indra es muy significativo porque ha conseguido postularse como un actor de referencia en esta industria del desarrollo de la guerra. Prueba de ello es su actual función, dada por el Gobierno español, como coordinadora nacional industrial en el programa europeo de Defensa FCAS (Future Combat Air System), el mayor programa conjunto europeo de defensa hasta el momento o, tal como preferimos llamarlo nosotras, de economía de guerra. Además, Indra es una de las mayores beneficiarias de la financiación en I+D para proyectos de seguridad fronteriza. Coordinó también el proyecto PERSEUS para el desarrollo de Eurosur, el sistema de vigilancia fronteriza de la UE, y está involucrado en el OCEAN2020, el primer proyecto financiado por el Fondo Europeo de Defensa, que tiene el objetivo de integrar plataformas navales no tripuladas (drones) en la vigilancia marítima y en las misiones de intercepción.
Así pues, el material militar que fabrica Indra y los objetivos para los que se fabrica, son más que cuestionables, puesto que sirven para fortalecer las políticas de control fronterizo que vulneran los derechos fundamentales de las personas refugiadas que huyen de territorios en conflicto como el Yemen, o que simplemente se ven obligadas a migrar porque no pueden vivir en sus países de origen por culpa del sistema económico que ustedes alimentan. Nadie debería tener que migrar y nadie debería ser nunca considerado “ilegal” ni verse sometido a esa realidad tan lamentable que la Unión Europea sostiene gracias a empresas como Indra en sus fronteras.
Y hablando de la guerra del Yemen, Indra también ha participado en el Programa de las Corbetas Avante 2200 de Navantia para Arabia Saudí, líder de la coalición de la guerra en Yemen, subministrando sistemas de defensa electrónica.
Sr. Presidente y miembros del Consejo de Administración, en su Política de Financiación de Sectores controvertidos figuran dos compromisos que entran en contradicción con lo que acabamos de decir. El primero:
- No se financiarán operaciones ni proyectos cuya contrapartida u objetivo sean empresas que fabriquen, distribuyan, comercialicen o fomenten el uso de armas controvertidas. Pero señor presidente, ¿qué arma no es controvertida? Y por otro lado, ¿No considera controvertido lucrarse gracias a los conflictos armados y el sufrimiento humano?
Y el segundo compromiso:
- No se financiarán operaciones ni proyectos de empresas pertenecientes al sector de armas y municiones cuyo país de nacionalidad o residencia mantenga conflictos armados. Pero señor Goirigolzarri, ¿qué hay de las empresas nacionales españolas como INDRA y MAXAM que se lucran del negocio de la guerra y de la militarización en las fronteras?
Desde la campaña Banca Armada, en nombre de todas las personas accionistas críticas con sus políticas de financiación de la industria de la guerra, queremos pedir a Bankia que reflexionen y que no escurran más el bulto, porque los datos son los datos.
Les pedimos responsabilidad y que no piensen sólo en los dividendos, ya sea en el consejo de administración de Bankia o en el de Caixabank, Sr. Goirigolzarri. Tienen ustedes en sus manos esas decisiones. Sin la financiación de instituciones financieras el 75% de las armas no se podrían fabricar.