La campaña Banca Armada y mutualistas denuncian las inversiones de Mutua Madrileña en el negocio de la guerra y las fronteras

Hoy, 17 de Julio der 2020, fecha de la celebración de la Junta General de Accionistas del Grupo Mutua Madrileña, por primera vez, algunas personas mutualistas han querido participar de la acción propuesta y se han convertido en activistas de la Campaña Banca Armada.

Las simpatizantes de la Campaña, han enviado una carta dirigida al presidente del Grupo MutuaMadrileña, Ignacio Garralda, para pedir que su grupo deje de financiar a la industria del armamento y retire sus inversiones en la empresa de armamento, Indra Sistemas Sa, empresa que dedica alrededor del 27% de su producción a desarrollar electrónica militar, simuladores de vuelo y sistemas de tiro y de defensa electrónica.

Tal como las mutualistas explican en sus cartas, INDRA participa además en el Programa de las Corbetas Avante 2200 de Navantia destinadas en Arabia Saudí, actual contendiente en la guerra del Yemen. Por si esto no fuera poco, Indra también se lucra con la gestión de las políticas de control fronterizo que vulneran los derechos fundamentales de las personas refugiadas que huyen de territorios en conflicto como el Yemen.

Este ha sido el escrito que las activistas de la Campaña han enviado dirigido al presidente y al consejo de administración de la entidad financiera:

Señores/as,

Ignacio Garralda, presidente del consejo de administración

Miembros del consejo de administración

En condición de mutualista de la Mutua Madrileña y con número de póliza XXXXXX, me dirijo a ustedes hoy día de la Junta General Ordinaria, y con el apoyo de la Campaña Banca Armada formada por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, SETEM, Justícia i Pau, l’Observatori del Deute en la Globalització, FETS, Alternativa Antimilitarista-Movimiento de Objeción de Conciencia, Col·lectiu RETS, la Fundació Novessendes i la Fundació Finanzas Éticas; para manifestar mi total desacuerdo con las inversiones que hace su entidad en empresas relacionadas con el negocio de la guerra.

Sr. Garralda, durante el año 2019, Mutua Madrileña invirtió 3.283.600€ a Indra, empresa que dedica alrededor del 27% de su producción a desarrollar electrónica militar, simuladores de vuelo y sistemas de tiro y de defensa electrónica.

Indra es una de las empresas más protegidas del Estado Español, con una tasa de crecimiento de vendas del 455% durante el período 2006-2015. La empresa copa el 19,4% de las ventas de defensa en el sector de vehículos terrestres, domina las ventas de defensa en el sector espacial y acumula un 38,6% de las ventas de defensa en el sector de misiles –que le reportaron unos 66 millones de euros en 2016–, además de estar presente en los sectores naval, aeronáutico, y, obviamente, también en el electrónico-informático, donde acapara cerca de la mitad del total de las ventas de defensa y la mayor parte del mantenimiento y modernización de la electrónica de múltiples programas de armamento.

No está de más recordar que Indra consigue grandes contratos públicos que consumen ingentes cantidades de los presupuestos estatales y europeos, siendo el Ministerio de Defensa español uno de sus clientes principales. Estos fondos podrían dedicarse a otras cuestiones más necesarias como son la sanidad o la educación… y en el actual contexto de emergencia sanitaria nos estamos dando cuenta de la importancia de invertir el gasto militar en gasto social.

En lugar de ello, Indra consigue postularse como un actor de referencia en la industria del desarrollo de la guerra. Uno de sus contratos más controvertidos es el que ha firmado recientemente para el Programa de las Corbetas Avante 2200 de Navantia destinadas a Arabia Saudí, actual contendiente en la guerra del Yemen. Por si eso no fuera poco, Indra también se lucra con la gestión de las políticas de control fronterizo que vulneran los derechos fundamentales de las personas refugiadas que huyen de territorios en conflicto como el Yemen. Nadie debería tener que migrar y nadie debería ser nunca considerado “ilegal” ni verse sometido a esa realidad tan lamentable que la Unión Europea sostiene gracias a empresas como Indra en sus fronteras.

Sr. Garralda y miembros del consejo de administración, como mutualista de esta entidad y, más allá de eso, con el ánimo de ser coherente con lo que pienso y actuar con responsabilidad, les pido encarecidamente que dejen de invertir en empresas que se lucran del negocio de la guerra y que incluyan en su política de inversiones una cláusula que impida que vuelva a ocurrir una inversión tan controvertida como la que han ejecutado con Indra.