Procesos como la militarización de fronteras, la securitización o la aparición de nuevas tecnologías y formas de guerra introducen nuevos retos sobre cómo entendemos la banca armada y qué implicaciones tiene esto en la aparición de nuevas empresas y entidades que las financian.
El pasado 27 de noviembre se celebró una reunión de trabajo con entidades financieras como Coop57 y Oikocredit, con representantes de LaFede.cat y entidades que trabajan la temática como FETS, SETEM, Justícia i Pau y el propio Centre Delàs. Partiendo de la presentación del nuevo informe sobre banca armada y financiación de la militarización de fronteras, abrimos un espacio de debate en torno a los límites del concepto tradicional de banca armada y la necesidad de actualizarlo conforme a la evolución de la guerra y la conflictividad global, marcada por la introducción de nuevas tecnologías y formas de guerra y una creciente militarización a nivel global. Todo ello implica la aparición de nuevas empresas y entidades que las financian, algunas de ellas dentro del sector de lo que a menudo se entiende como banca social o incluso ética.
Entre todo lo que se habló, destaca el consenso en identificar la necesidad de hacer más complejo y actualizado el concepto de banca armada para dar cabida a las nuevas formas de guerra y autoritarismo, con especial impacto en los espacios fronterizos o lo que conocemos como “guerra de fronteras”, así como en la forma en la que concebimos “la seguridad”. Al mismo tiempo, se puso sobre la mesa la importancia de trabajar para aumentar y reforzar la coherencia de las finanzas éticas en concordancia con la actualización del concepto “banca armada” y de dar pasos y acciones para acompañarlas en este proceso. Por último, también hubo acuerdo en la necesidad de continuar la labor de investigación en torno a empresas y entidades financieras que eventualmente pueden entrar dentro de este proceso de redefinición del que entendemos por banca armada, actualizando las metodologías y criterios, y decidirlo de forma colectiva.